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Mar

02

Sep

2008

LOS CIUDADANOS PARALIZARON DURANTE DOS HORAS LAS OBRAS DE LA BIBLIOTECA DEL PRADO PDF Imprimir E-mail
Los ciudadanos paralizaron durante dos horas las obras de la Biblioteca del Prado
Una excavadora actúa en el Prado sobre los escombros de las fuentes ante la mirada de los manifestantes
Actualizado Martes, 19-08-08 a las 10:50
Durante unas dos horas, de nueve a once de la mañana, unas sesenta personas de las plataformas y entidades convocantes, y ciudadanos en general, paralizaron las obras de la Biblioteca del Prado en protesta por la destrucción de los Jardines del Prado y la tala de árboles y arbustos. Al poco de su llegada a la zona acotada por las vallas llegó la Policía Nacional. Sobre las once de la mañana la llegada de nuevos agentes informó a los ciudadanos que debían abandonar la zona o si no los desalojaban. Hubo momentos de tensión y al final los convocantes se marcharon a la puerta del Juzgado de Guardia con la intención de poner denuncias por lo penal contra el alcalde, el rector y el subdelegado del Gobierno. Como ya en esos momentos quedaban sólo unas 15 personas, decidieron acudir mañana miércoles al Juzgado de Guardia y poner una única denuncia contra alcalde, rector y subdelegado del Gobierno por utilización de espacio público para fines privados, destrozos y vandalismo y amenazas y coacciones.
La concentración estaba prevista a las nueve de la mañana. A esa hora el grupo que llegó primero intentó tirar la valla más cercana a la Avenida de Carlos V. Entonces los albañiles abrieron la cadena y entraron. Enseguida los responsables de la obra llamaron a la Policía. Otros más rezagados quedaron fuera y lograron entrar al recinto tirando al suelo la valla más cercana a Capitanía.
La Policía pidió la documentación a una señora, y preguntó que cuanto tiempo pensaban estar. La respuesta fue que «un rato, todo el día o una semana».
Entre los concentrados había miembros de entidades de la Cais, Confederación de Asociaciones Independientes de Sevilla, así como José Baena, su presidente; asociaciones de la Plataforma Ciudadana por los Parques y Jardines de Sevilla; Jorge Palma y miembros de la Asociación de Profesores Ben Baso, que llevaba una pancarta que decía «Rector no destruyas nuestro parque, No a la tala»; Rafael Sanmartín, del Centro de Estudios Históricos de Andalucía; Ángel Hueso, presidente de la Asociación del Pumarejo; Antonio Fernández Pérez, presidente de la Asociación Torre del Oro del Arenal; Domingo González Pulido, de la Asociación Armonía, de Doctor Barraquer; Carmen Petit, de la Asociación Parque Estoril; Christine Lesart y José Miguel González Cruz, de la Asociación Huerta de la Salud y Ángel Borda, del Foro Sevilla Nuestra, entre otros. Muy nutrida fue la representación de UP y D. Asistieron Lucía Pereira, responsable de la provincia de Sevilla, Beatriz de la Torre, responsable de Medio Ambiente y un nutrido grupo de jóvenes de ese partido político.
«Que arreglen la Plaza de España»
No faltaron a la cita los concejales del PP Francisco Pérez. portavoz adjunto, Ignacio Flores y Joaquín Peña, para mostrar su apoyo a los vecinos. Ellos no llegaron a entrar en el recinto de la obra. Pérez calificó de temerario haber iniciado las obras y recordó que el secretario del Ayuntamiento alertó del riesgo de esta operación por existir un litigio pendiente, y sugirió que se firmara una cláusula por la que si perdía el procedimiento la Universidad no pudiera pedir responsabilidades. Dijo que la actuación era temeraria y que hay otras parcelas para ubicar la Biblioteca
Hubo un momento en que la Policía Nacional impedía el paso al recinto y se dio el caso de que había gente dentro y gente fuera. Fue el caso de José Miguel González Cruz, presidente de la Asociación Huerta de la Salud, que tenía que marcharse al trabajo. Antonio Fernández, del Arenal, fue protagonista de un incidente. Salió del recinto y cuando quiso volver a entrar tuvo palabras con uno de los agentes. Los policías insistían en que desalojaran y González Pulido les dijo que ellos cumplieran con su trabajo que ellos no se iban. Los manifestantes decían que la obra era ilegal, aunque tiene licencia, e insistían en que el parque es de los ciudadanos.
La indignación fue grande al contemplar los escombros de dos de las fuentes destrozadas y los trozos de bancos de hierro forjados amontonados como chatarra. También estaban desmantelando el suelo de un balancín. La abogada Lucía Pereira invitó al señor que manejaba la excavadora a un café si paraba, y cuando el hombre se bajó de la máquina hubo aplausos. También quiso que otros trabajadores no cortaran la luz a unas farolas. Hubo tensión cuando uno de ellos dijo los manifestantes: «¿Ustedes les van a dar de comer a mis hijos?». Una señora comentó que atreverse a destruir un parque no tenía nombre y se preguntaba: «¿Por qué no se les ha ocurrido arreglar la Plaza de España?».
El alcalde y el rector no salieron muy bien parados. El ex concejal andalucista Juan Ramírez Corro, que tachó lo del Parque como una «vergüenza», dijo que Sevilla siempre ha sido «muy generosa con su Universidad, y la ciudad no se merece esto. La Hispalense es cómplice de esta tropelía». Hueso calificó de «tontol´haba» al rector y Sanmartín, dijo que «estamos en una dictadura peor que la de Franco» y se preguntó qué clase de Universidad tenemos.
Los manifestantes abandonaron el recinto cuando otros agentes les comunicaron que «o salíamos o nos arrastraban», y que ya habían conseguido lo que querían: salir en la foto y en la prensa. La gente al salir pensaba con pena que los próximos en caer destrozados serían los árboles.

 
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