ROCÍO RUZ Las vitrinas protegen obras de, entre otros, Pedro Roldán y su hija, la Roldana
Domingo, 14-09-08
La iglesia del convento de Santa María de Jesús, ubicada en la calle Águilas, ha sufrido en los últimos meses varios robos que han obligado a tomar medidas de seguridad a la congregación de las Franciscanas Clarisas, dueña de dicho monasterio.
Al parecer, han desaparecido varios objetos, entre ellos la cabeza de un ángel, una columna del sagrario y una peana. La superiora, la hermana Clara de San Francisco, comentó a ABC que los ladrones no dejan rastro, «parecen profesionales».
Lo primero que echaron en falta en el convento fue la mirilla de la puerta de la calle, después llegó el resto de hurtos que han obligado a instalar varias vitrinas dentro de la iglesia que protejan los objetos de valor. «Nos hemos gastado una cantidad de dinero de la que verdaderamente no disponíamos», añadió la religiosa.
Más Policía
Aunque, según apuntaba la hermana Clara de Francisco, desde que instalaron las medidas de seguridad están más tranquilas, no puede evitar reclamar amparo, «más vigilancia por la calle y los alrededores; de esa manera, sabiendo que fuera está la Policía, a nadie se le ocurriría salir de la iglesia con objetos de dentro».
Las religiosas no pueden decir exactamente a qué hora suceden los hechos, ya que la entrada a la iglesia es libre por lo que «puede producirse en cualquier momento del día». Lo cierto es que entran y salen numerosas personas durante el día, ya que además por la mañana el Santísimo permanece expuesto, por lo que a las monjas les resulta imposible poder identificar a los ladrones.
En cuanto a la Policía, la superiora aclaró que acude cuando se le llama, pero que siempre resulta ser demasiado tarde. Una vez que queda constancia en la comisaría, lo único que queda es esperar a que aparezca.
Grandes obras
El convento, incluido dentro del Conjunto Histórico de Sevilla desde 1964, fue fundado en 1502 y se convirtió en el tercero de la orden de las clarisas en Sevilla, tras los de Santa Clara y Santa Inés.
Tras sufrir un incendio en 1765, que destruyó buena parte de la clausura, las monjas se trasladaron al convento de San Leandro, y más tarde al de Santa Inés, regresando a su convento en 1766. En la iglesia del mismo destaca el retablo de 1690, obra del ensamblador Cristóbal de Guadix, y como esculpido por Pedro Roldán.
A ambos lados del templo se pueden observar varios retablos dedicados a diferentes Santos, entre estas tallas destaca la Inmaculada de «la Roldana». También el relieve Camino del Calvario, obra de Juan de Oviedo el Viejo, llama la atención de todo aquél que visite el templo.
Sin embargo, a pesar de que en el interior de la iglesia hay numerosas obras de arte de incalculable valor, es la talla de San Pancracio, de escaso valor artístico, la que cuenta con mayor devoción popular entre los sevillanos que acuden a pedirle trabajo y prosperidad económica.