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Lun

26

Oct

2015

EN LA CALLE SANTANDER PDF Imprimir E-mail
Calle santander

 

Al ojo le cuesta acostumbrarse a lo nuevo. En el siglo XVI los vecinos de Sevilla tuvieron que tardar lo suyo en asimilar el capuchón renacentista que le estaban poniendo a la torre almohade. En todos los siglos otras actuaciones también resultaron chocantes no por su mayor o menor belleza sino por su carácter novedoso. En la calle Santander el edificio de Cordón es nuevo, pero es horroroso. Tiene toda la pinta de una caracola de nueva generación. Y se permite. No respeta el entorno ni la coherencia estética. Sin embargo, la antena del restaurante de al lado, que fue objeto de una rehabilitación de libro, y la placa con el rótulo, son para la Comisión del Patrimonio motivos para endosarle una multa de una cuantía sin precedentes. Esto no se entiende. Y cuando las cosas no las entienden ni los percentiles más bajos es que habrá por ahí algún gato encerrado que tarde o temprano comenzará a maullar. En la calle Santander están pasando cosas muy raras. No son fantasmas. O tal vez sí.

 
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