Hoy, las casi setenta maquetas que componían la Andalucía de los Niños -que costaron novecientos millones de las antiguas pesetas-, están rotas, algunas han sido expoliadas y las que quedan están comidas por los jaramagos. La Junta, mientras tanto, sigue sin saber qué hacer, sobre todo ante el reto de restaurar las reproducciones de los mejores símbolos de la región.

Lo único que hasta ahora ha hecho es mantener un guarda e impedir que prosperara alguna de las tres ofertas que en su día se presentaron por este parque infantil, con el argumento de que así se evitaba que las maquetas salieran de Sevilla.

A tenor de la realidad palpable de la situación en que se encuentran las maquetas, lo cierto es que, de seguir así, no habrá que temer siquiera que salgan de Sevilla, porque ya no habrá nada para sacar.