Desde entonces lleva Alonso dándole vueltas a lo que hacer allí. El pasado 3 de septiembre afirmaba que «el proyecto está muy avanzado » y que se «presentará a los sevillanos más pronto que tarde». También dijo que «a las Atarazanas se las dotará de una oferta cultural muy importante que debe convertir a este sitio privilegiado en un verdadero reclamo cultural».

La Consejería de Cultura asegura, pues, estar «trabajando» en esa iniciativa de la que aún no han trascendido ningún detalle para un edificio monumental de más de 7.000 metros cuadrados, en pleno centro de la ciudad, que precisa de una rehabilitación integral que permita ponerlo en uso.

La Caixa se había comprometido a invertir unos 25 millones de euros para su adecuación a su franquicia cultural más potente, Caixaforum, pero el proyecto presentado por el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra fue paralizado por la Gerencia Municipal de Urbanismo, que le exigía un plan especial a la Caixa, alegando su condición de Bien de Interés Cultural (BIC). La Comisión Provincial de Patrimonio, controlada por la Junta de Andalucía, propietaria del edificio, no lo consideró necesario e instó al Ayuntamiento a conceder la licencia de obra, cosa que no sucedió.

Esta circunstancia, unida a la compra de Cajasol por parte de la Caixa, hizo a la entidad financiera catalana reconsiderar su decisión y llevarse el futuro Caixaforum a la Torre Pelli, de su propiedad, situada en la Isla de la Cartuja y que se espera esté terminada a finales del año próximo.

Sin embargo, aceptó invertir 10 mil l ones de euros en l as Atarazanas y 200.000 euros anuales para programación si el proyecto cultural que allí se instalara contaba con el visto bueno del Ayuntamiento de Sevilla. Desde que Alonso anunciara este acuerdo a tres bandas, han pasado seis meses sin que se haya presentado el proyecto. Y lo que es peor, sin que se le haya consultado nada a los responsables municipales, según reconoce a ABC la delegada de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella